Como cada cuatrienio, más de
treinta y cuatro millones de ciudadanos elegimos por sufragio universal y
secreto a unos sesenta y ocho mil concejales de los que saldrán los ocho mil
ciento veintidós alcaldes que gobiernan
nuestros municipios. Estos alcaldes elegirán a los cincuenta presidentes de las
diputaciones provinciales. A su vez casi veinte millones de ciudadanos debemos
elegir a unos dos mil diputados que elegirán a los trece presidentes de las autonomías
correspondientes que nos toca votar.
El sufragio es una parte
importante de la democracia actual pero debiera ser el inicio de un compromiso con el ciudadano y no
un hola y adiós y hasta la próxima, que dicho sea de paso, será antes que
finalice este año eminentemente electoral. Nos piden el voto; votamos y si te
he visto no me acuerdo. Se utiliza el sufragio como justificación política (no
hay nada mejor) pero se limita a periodos demasiado largos y tan encasillados
que es difícil simpatizar con algún candidato que no sea familiar o amigo. Esto
se me antoja no demasiado improbable ya que “disfrutamos” de un concejal por
cada 500 electores.
A mí y seguro que a todos (quizás
podamos excluir a los sesenta y ocho mil concejales) me gustaría tener
capacidad para que con mi voto, pudiera elegir a los miembros municipales y
autonómicos que entendemos dignos para que nos representen y gobiernen.
Capacidad de elegir a los miembros de cualquier Parlamento indistintamente de
las siglas del partido. Este actual todo o nada, es frustrante y poco tiene de democrático. La estructura
jerárquica de los partidos políticos es tan inamovible que tenemos la sensación
de votar siempre a los mismos. Queremos y debemos exigir poder votar a los
candidatos que creamos mejores independientemente del grupo político que
represente. La democracia necesita actualizarse y los ciudadanos debemos
exigirlo. ¡Basta ya de sufragios!
¿Por qué no se nos da una única
papeleta con todos los candidatos de todos los partidos para votar a las personas?
Está claro que por miedo de los jefes. Podría pasar como en el reino de los cielos:
que el último sea el primero y el primero ni siquiera sea. Es una vergüenza democrática:
cualquier elección actual en la que participen un grupo de personas es más
democrática que nuestras elecciones.
¡Queremos votar a las personas,
no a los partidos!
¡Queremos compromiso diario, no
cada periodo electoral!
¡Queremos democracia, no
sufragio!
GEOLOCALIZACIÓN